Eugenio Jimenez

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04/03/2017 By administrador Dejar un comentario

¿ POR QUÉ CO2 ?

co2

¿Qué hace posible la vida en la Tierra?  ¿Qué hace que nuestro planeta sea distinto a otros?  ¿Por qué no sucede lo mismo en otros planetas conocidos?

Una de las características diferenciales de la Tierra reside en su atmósfera respirable y su temperatura.

Si sólo tomáramos como referencia nuestra distancia con el sol y la composición del planeta, la temperatura media del mismo sería de unos -18ºC, un valor muy diferente de los confortables 15ºC medios que en realidad tiene la superficie terrestre.
Es la atmósfera la que propicia esta temperatura y por ende la vida, al menos tal como la conocemos.
Ésta deja pasar la radiación solar, parte de la cual es absorbida por el planeta. Pero aproximadamente una tercera parte de esa energía es reflejada, devuelta al exterior en forma de radiación infrarroja. Una radiación emitida por la propia tierra al calentarse, invisible para el ojo humano, pero para la que la atmósfera no es transparente.

Nuestra envoltura gaseosa absorbe dos terceras partes de esa energía reflejada, se calienta y emite una radiación térmica en todas direcciones, aumentando la temperatura del sistema climático. Una temperatura que es más elevada de lo que sería si no hubiera atmósfera, pues de esta manera, la tierra recibe la radiación solar y la de la propia capa gaseosa, lo que además contribuye a que el calor se mantenga en la noche, aún cuando no llegan los rayos solares.

Cuando se empezaron a estudiar todas estas propiedades de la atmósfera y su funcionamiento, no se encontró mejor analogía que un invernadero, aunque en realidad, lo que ocurre en uno y otro caso no es exactamente lo mismo. (Lo que sucede en la atmósfera es un fenómeno de convección, donde el aire se calienta, asciende, y es sustituido por otro más frio. La cubierta de un invernadero impide la convección y su efecto es unas cinco veces superior al de la atmósfera).
De ahí que todo este conjunto de fenómenos se conozca como “efecto invernadero”.

Por tanto, el efecto invernadero es un fenómeno natural que hace de nuestra tierra un lugar habitable. Pero frecuentemente se alude a él en relación al calentamiento global, lo que hace que la mayoría crea que es, en sí mismo, algo negativo y una consecuencia reciente de la contaminación atmosférica.

Yo soy uno de tantos que pensaba de esa manera. Mi visión cambió un día que estaba ayudando a mi hijo a mejorar su habilidad para realizar esquemas en la asignatura de conocimiento del medio, donde se trataba concretamente este tema.

El calentamiento global, por tanto, no es consecuencia de la existencia del efecto invernadero, sino de su aumento. Un incremento propiciado por la acción humana y que tiende a romper el equilibrio natural. En consecuencia, nuestro planeta, que gracias a la atmósfera y al efecto invernadero es un paraíso apacible, puede convertirse en un infierno para la vida si lo permitimos.

La atmósfera está compuesta por diversos tipos de gases, pero no todos contribuyen de la misma manera al efecto invernadero.
El CO2 (dióxido de carbono) parece, según los estudios científicos, el principal responsable. Sin CO2, la tierra se convertiría en un lugar helado. Pero, al mismo tiempo, los investigadores nos advierten de que sus crecientes niveles, debido sobre toda a la quema de combustibles fósiles y la tala de bosques, son preocupantes. Todo esto está causando un calentamiento global acelerado cuyas consecuencias ya estamos empezando a sentir.

Aquella tarde de estudio con mi hijo, supuso un reencuadre para mí, es decir, me proporcionó una perspectiva distinta y más amplia del fenómeno en cuestión.
Esta nueva percepción de lo que realmente es el efecto invernadero, unida a la búsqueda de mi propósito personal y profesional en la que estaba inmerso en ese tiempo, cristalizó en una serie de “ideas” que son las que subyacen bajo el título de “CO2” que encabeza este blog. Un concepto que utilizo como un faro, como un recordatorio para mantenerme orientado.

La idea principal es contribuir a la generación de “microclimas”, “espacios” físicos o no, donde se den las condiciones para que surjan, se impulsen y desarrollen proyectos de aprendizaje y crecimiento, en los que las personas sean la prioridad.
Espacios que se pueden materializar en formatos tan aparentemente diversos como una sesión de coaching, una charla frente a un público o en torno a un café, un curso de formación, un espacio de coworking, un blog…

Además, el CO2 es invisible. Aunque su participación en los procesos climáticos es importante, se mantiene en un segundo plano. Es medio, no fin. Actúa como una especie de canal de transmisión a través del que las cosas fluyen. Se muestra permeable a la luz y el calor solar, posibilitando que lleguen a sus “destinatarios”, y trabaja para retener gran parte de esa energía e irradiarla de nuevo, especialmente durante la noche, cuando el astro rey se esconde, desaparece la luz y la temperatura es más fría.

El dióxido de carbono, además, no actúa solo. No es más que uno de los componentes de la atmósfera, ni siquiera el más abundante. Y su labor solo tiene sentido en relación al ecosistema en su conjunto ( COlaboración, COoperación, COnfianza ).

Otro aspecto importante es la necesidad de mantener unos niveles adecuados en su concentración. Frente al indudable beneficio que produce cuando sus cantidades son adecuadas, están sus letales efectos cuando su volumen crece en exceso, rompiendo el equilibrio natural, y provocando el temido calentamiento global y sus imprevisibles consecuencias.

Estas características me recuerdan la importancia de mantener una actitud humilde, de respeto, de comprensión, de generosidad. Mantener a raya el ego para evitar la soberbia.
Es lo que mi maestro Paco Yuste denomina actuar o estar “desde el amor”. Lo que no siempre resulta fácil, ya que como él mismo diría es algo que requiere “menos pico” y “más pala”.

Alguien me ayudó hace ya algún tiempo a darme cuenta de que posiblemente la única forma de “librarte” de tu sombra, de tu “lado oscuro”, es siendo luz.

Gracias.
Hasta pronto.

Archivado en:Coaching Etiquetado con:co2, coaching, efecto invernadero, eugenio jimenez, proposito personal

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